La congelación de la col cruda fresca es un proceso fácil y una excelente manera de conservar los productos sin pesticidas directamente desde el jardín. La col congelada pierde parte de su contracción cuando se descongela, pero es una adición sabrosa Platos cocinados o salteados.
La congelación exitosa comienza con el escaldado, que destruye las enzimas y las bacterias, pero permite que la col retenga su color, textura y sabor durante el almacenamiento congelado. Las hojas individuales de col, trozos o trozos se depositan en una olla con agua hirviendo y se cubren durante 90 segundos. Para evitar la cocción excesiva, el repollo se sumerge inmediatamente en agua helada. Las bolsas con cremallera son ideales para el almacenamiento, pero debe eliminarse la mayor cantidad de aire posible de la bolsa para evitar que la col se seque y se queme el congelador.