Está bien congelar las ciruelas. Deben lavarse, pelarse, cortarse por la mitad y picar primero, y luego se pueden colocar rodajas o pedazos en una bandeja para hornear y congelar. Una vez congeladas, las ciruelas deben transferirse a los contenedores congeladores hasta que estén listas para su uso.
Lo mejor es comprar ciruelas con piel que no tenga arrugas, puntos suaves o manchas. Un brillo gris llamado floración puede estar presente pero no afecta la calidad. Indica un manejo excesivo entre el proceso de producción y la llegada a la tienda.
Las ciruelas duras no han madurado todavía. Las ciruelas ideales son firmes con un ligero sabor pero no deben ser blandas.