Congele los guisantes sin escaldarlos limpiándolos primero de cuerdas y tallos, luego córtelos en trozos de 1 a 2 pulgadas. Los siguientes pasos son colocarlos en una bolsa para congelar y extraer todo el aire de la bolsa como puedas.
El verdadero truco es sacar la mayor cantidad de aire posible de la bolsa antes de colocarla en el congelador. Un sellador de tipo vacío funciona mejor, pero aún es posible extraer aire sin uno. Abra una pequeña porción de la bolsa, inserte una pajita y succione la mayor cantidad de aire posible. Cuando termine, ciérrelo rápidamente y congele.