Los mejillones que tienen un fuerte olor a pescado, son fuertes y secos o tienen las conchas rotas visibles se consideran malos y no deben comerse. Los mejillones con conchas que no se abren durante el proceso de cocción también ser evitado
A diferencia de las almejas, un mejillón puede estar vivo y ser apto para el consumo, incluso si su cáscara está abierta antes de cocinarla. Golpear ligeramente la cubierta debe hacer que se cierre de nuevo. Si no lo hace, el mejillón puede estar muerto y debe ser descartado. Los buenos mejillones abrirán sus cáscaras durante el proceso de cocción, asumiendo que hayan sido cocinados por el tiempo adecuado. Los mejillones deben cocerse al vapor entre cuatro y nueve minutos, mientras que las almejas hervidas deben cocinarse durante tres a cinco minutos después de que las conchas comienzan a abrirse.
Los mejillones deben almacenarse adecuadamente antes de cocinarlos para evitar que se echen a perder. Los cocineros deben primero fregarlos con un cepillo suave, enjuagarlos con agua fría y quitar la barba, si lo desea. Luego, deben refrigerar los mejillones vivos en un recipiente con un paño húmedo o una toalla sobre ellos, manteniendo la temperatura constante entre 32 y 45 grados Fahrenheit. Almacenarlos en bolsas de plástico o recipientes herméticos no es una buena idea, ya que los mejillones morirán rápidamente y comenzarán a echarse a perder.