Hay poco peligro bacteriano presente en la pasta cruda si se ha almacenado y manipulado adecuadamente. Sin embargo, al cocinar la pasta se descomponen los almidones, lo que facilita su digestión.
Un peligro comúnmente asociado con la pasta cruda es la intoxicación por salmonela, ya que muchas pastas, como los fideos de huevo, se hacen con huevo crudo. Sin embargo, incluso si la salmonela estaba presente en el huevo crudo en el momento en que se hizo la pasta, se eliminó durante el proceso de secado. Las bacterias no pueden sobrevivir sin el agua.
Sin embargo, cualquier alimento crudo presenta el riesgo potencial de contaminación bacteriana si se ha almacenado incorrectamente o se ha expuesto a una superficie de la cocina que recientemente ha albergado bacterias, como una encimera en la que se ha preparado pollo crudo. Hervir es una forma de garantizar que se eliminen las bacterias dañinas.
El almacenamiento adecuado es crucial para mantener la pasta seca fresca y segura para comer. Debe mantenerse en recipientes herméticos en la despensa, lejos de la humedad, la humedad y las temperaturas extremas. En condiciones óptimas, la pasta seca permanecerá en buen estado durante años, incluso uno o dos años después de su fecha de venta impresa.
Otro factor a considerar cuando se come pasta cruda es el almidón que contiene. Cocinar almidones los hace más digeribles, por lo que hay razones para creer que comer grandes cantidades de pasta sin cocer es perjudicial para el sistema digestivo. Sin embargo, existe evidencia de que la cocción excesiva de la pasta también es dañina y puede aumentar el azúcar en la sangre. La pasta ligeramente poco cocida a una textura "al dente" le da un índice glucémico más bajo.