La miel no caduca gracias a una combinación de muchos factores. Debido a que la miel es principalmente un azúcar, no contiene mucha agua, lo que dificulta el crecimiento de las bacterias y los microbios. También tiene un pH entre 3 y 4.5, que es demasiado ácido para la mayoría de las bacterias.
Incluso se ha encontrado miel comestible sin estropear en tumbas egipcias, selladas durante miles de años. El grosor de la miel también ayuda a que dure indefinidamente. Debido a que permite que ingrese muy poco aire, la miel permanece estéril y evita que se estropee. Mientras la miel esté bien sellada para evitar la humedad, se mantendrá fresca para siempre.