El vino no caduca, pero muchas variedades pierden su sofisticación y su perfil de sabor matizado cuando se almacenan más allá del tiempo de maduración recomendado. Los vinos baratos maduran rápidamente y no requieren guarda, pero los vinos finos tardan muchos años en llegar a su cima. Las condiciones de almacenamiento adecuadas son esenciales para todas las botellas de vino.
Las condiciones y el diseño de una bodega son esenciales para el almacenamiento efectivo del vino. La bodega ideal es fresca, oscura y ni muy húmeda ni muy seca. Las botellas de vino deben mantenerse siempre en posición horizontal, ya que esto mantiene los corchos húmedos. Los corchos secos se encogen, permitiendo que el aire, las bacterias y la suciedad entren en las botellas y arruinen su contenido.
La temperatura es otro factor crítico. Los vinos almacenados en bodegas calientes desarrollan rápidamente sabores desagradables. Sin embargo, mientras los corchos permanezcan en su lugar, el vino es seguro para beber, aunque sea desagradable. El vino abierto pierde rápidamente su atractivo. Para preservarlo tanto como sea posible, la botella abierta debe sellarse con un tapón de bomba de vacío, almacenarse en posición vertical en el refrigerador y consumirse dentro de las 48 horas. Los vinos que no se terminaron dentro de ese período de tiempo ya no son aptos para beber. Sin embargo, son excelentes adiciones para salsas, marinadas y otros platos que requieren pequeñas cantidades de vino.