Las características de la cocina francesa, que varían según la región, incluyen sabores innovadores y una presentación elegante. Las regiones del sur cuentan con ricos sabores con ajo, hierbas, pato y champiñones, mientras que la cocina del norte consiste en platos de estilo rural con productos locales frescos, lácteos, salchichas y cerveza.
La alta cocina de Francia tiene una presentación compleja y una técnica precisa. En contraste, la nouvelle cuisine, que entró en estilo después de 1970, ofrece platos más ligeros con menos ingredientes. Muchos chefs profesionales consideran que el dominio de la cocina francesa es el logro más importante en las artes culinarias.
En las áreas metropolitanas de Francia, los ciudadanos comen una amplia variedad de platos regionales, aunque los ciudadanos mayores tienden a favorecer a las regiones de su origen. Algunos productos comunes en Francia incluyen bayas, puerros, champiñones, manzanas y calabazas. Una variedad de quesos y vinos artesanales abundan en todas las regiones de Francia, al igual que los baguettes frescos, los croissants, el yogur y el café fuerte.
La sofisticación de la cocina francesa se debe a la influencia de Italia. Antes del siglo XV, la cocina francesa era rústica y utilizaba condimentos para disfrazar el sabor de la comida en mal estado. A mediados del siglo XV, con la llegada de Catalina de Medici, la cocina de la corte francesa se hizo más elaborada en su presentación y utilizó combinaciones más creativas de ingredientes de otras culturas.