Agregar pequeñas cantidades de azúcar, grasa o un trozo de papa pelada cruda a un plato preparado son tres formas comunes de hacerlo menos salado. El azúcar atenúa los otros sabores de un plato, mientras que la grasa cubre la lengua de la persona que la come, evitando que la sal golpee las papilas gustativas en la lengua.
Sin embargo, agregar azúcar a un plato preparado es complicado, porque el cocinero tiene que verter suficiente azúcar en el plato para contrarrestar la sal sin cambiar el sabor deseado del plato. Por ejemplo, si una marinara es demasiado salada y el cocinero agrega demasiada azúcar, la marinara tiene un sabor azucarado abrumador que envuelve el sabor de las hierbas y especias en el plato. Si el cocinero agrega muy poca azúcar, el sabor de la marinara intercambia azúcar con sal. Por lo tanto, el cocinero tiene que experimentar con este método para asegurar un resultado favorable.
Finalmente, se dice que una porción de papa cruda colocada en un plato a base de agua, como una sopa o estofado, absorbe algo de la sal del líquido del plato, aunque no hay evidencia de que esto realmente funcione. Después del uso, la papa se debe desechar antes de que el cocinero sirva la comida.