La salsa tártara se sirve tradicionalmente con mariscos, especialmente pescado maltratado y frito. También se puede usar con otros alimentos fritos, en hamburguesas y sándwiches, o incluso como aderezo para ensaladas.
La salsa tártara tiene un sabor agridulce y salado derivado del vinagre, lo que lo hace un buen acompañamiento de los alimentos salados fritos, como los camarones rebozados con cerveza, los pasteles de pescado y las papas fritas. También funciona bien como una extensión en sándwiches de pescado. Aunque hay cierto debate sobre su origen, puede haber sido inventado como un condimento para el tartar de bistec, un plato francés hecho de bistec en rodajas finas o crudo. En algunos casos, la salsa tártara se combina con platos de carne, como aves de corral o dulces.
La salsa tártara básica está hecha de una mezcla de mayonesa y salsa de pepinillos. Las variaciones en la receta pueden incluir otros ingredientes, como la mostaza Dijon, alcaparras, perejil, cebolleta y salsa picante. La salsa suele ser espesa y de consistencia gruesa. La base de mayonesa se puede hacer desde cero utilizando yemas de huevo, vinagre y aceite antes de agregar especias y verduras picadas. Algunas recetas usan yemas de huevo cocidas para darle a la salsa una consistencia más espesa. La salsa tártara más espesa funciona mejor como una inmersión o propagación.