La cocina española se basa en gran medida en los platos de marisco y arroz locales, aunque hay una gran variedad de otros platos. Hay tres divisiones principales: mediterránea, interior y atlántica. Cada división tiene sus propios platos únicos.
En la España mediterránea, es común comer mariscos, platos de arroz como la paella y sopas frías como el gazpacho. En el interior de España, las sopas y guisos abundantes y espesos son comunes. La sopa castellana es una opción popular hecha de pan y ajo. Los alimentos como el jamón y el queso a menudo se conservan salados o almacenándolos en aceite de oliva. En la España atlántica, el jamón curado es una opción popular, así como los guisos hechos de verduras y mariscos locales. El bacalao, el atún blanco y las anchoas son algunos de los pescados que se consumen con mayor frecuencia en esta región.
En España, se acostumbra a comer varias comidas a lo largo del día, con descansos para caminar entre ellas. Un desayuno típico español consiste en café fuerte y espumoso, tostadas con mermelada o queso, y leche caliente y galletas saladas. Antes del almuerzo, los españoles comen tapas, que son bocaditos. El almuerzo es la comida más grande del día, y los artículos típicos incluyen sopa con ingredientes como verduras, mariscos, papas, frijoles, pasta o arroz. El pan siempre es un alimento básico en el almuerzo. Antes de la cena, los bocadillos comunes incluyen pan, carnes curadas, salchichas y chocolate. Las cenas a menudo incluyen mariscos, cordero, pollo, papas fritas y arroz.