Según Psychology Today, comer cualquier tipo de alimento estimula la liberación de la hormona oxitocina, que afecta las respuestas del cerebro a la intimidad. También se ve afectada por otros sentidos, como el olfato, el tacto y la vista. El aumento de la intimidad con un compañero y el conocimiento de varias experiencias sensoriales en el mundo aumentan los niveles de la hormona.
Paul Zak, en un artículo de Psychology Today, relata que compartir comidas, ser afectuoso con las mascotas, abrazar a otras personas, sumergirse en un baño caliente, regalar y meditar son formas adicionales en que los humanos pueden aumentar la producción de oxitocina mediante el uso sus sentidos. Los efectos de la hormona dependen más de los cambios en los niveles que en los niveles totales. Las cantidades en el cerebro cambian constantemente para ayudar al cuerpo humano a adaptarse a las interacciones sociales. Los niveles crecientes de oxitocina mejoran la comprensión y la empatía con los demás.
La oxitocina juega un papel importante en los impulsos del cerebro para ser íntimo, especialmente en relación con la reproducción sexual. El cerebro libera la hormona en grandes cantidades durante y después del parto para promover la unión materna y la lactancia. También juega un papel en las experiencias sexuales, como la unión de parejas y el orgasmo sexual. Los científicos creen que también puede estar relacionado con buscar socios de la misma raza y rechazar a quienes son físicamente diferentes. La hormona también se asocia a veces con el comportamiento agresivo.
La oxitocina es producida por el hipotálamo, la parte del cerebro que controla ciertos procesos metabólicos, como el hambre, la temperatura corporal, la sed, el sueño y los ritmos circadianos. También controla las necesidades de los padres y otros comportamientos relacionados con el apego.