Muchas recetas recomiendan configurar el horno a 350 grados Fahrenheit para obtener chuletas de cerdo tiernas y jugosas. Sin embargo, esta temperatura puede variar en función de una serie de factores. Como las temperaturas del horno no son precisas y a menudo fluctúan, es casi imposible determinar la temperatura perfecta.
Los tiempos de cocción dependen del grosor de la tajada. No importa el grosor, sin embargo, la temperatura interna del corte debe alcanzar los 145 grados Fahrenheit para que sea segura para el consumo. El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos recomienda que se permita que la carne descanse durante al menos tres minutos después de la cocción, lo que debería matar cualquier bacteria dañina.