Si se elabora a una temperatura suficientemente alta, el té puede mantenerse hasta por ocho horas. Aunque los agentes patógenos transmitidos por los alimentos pueden vivir en el té, su elaboración a 195 grados Fahrenheit mata a esos agentes patógenos.
Según un memorándum de 1996 de los Centros para el Control de Enfermedades, tal como se describe en Food Safety News, el té elaborado en sí mismo no tiene antecedentes de transmisión de enfermedades. Los recipientes en los que se elabora o almacena el té y los grifos utilizados para transmitir el té tienen más probabilidades de transportar gérmenes que el té en sí. Los recipientes de preparación y almacenamiento de té deben limpiarse diariamente por seguridad.