Si bien los aditivos alimentarios pueden mejorar el aspecto, el sabor, la seguridad, la calidad nutricional o la vida útil de los alimentos, a veces afectan negativamente a la salud al causar reacciones en personas sensibles. Se usan en cantidades mucho mayores de lo que son comunes En los alimentos, algunos aditivos pueden incluso causar cáncer.
Los aditivos alimentarios desempeñan un papel importante en el disfrute de los alimentos y en la seguridad alimentaria. Por ejemplo, los cereales para el desayuno contienen aditivos que aumentan su valor nutricional. Los aditivos agregados a las carnes ayudan a retardar el deterioro, protegiendo así a los consumidores contra enfermedades causadas por bacterias y otros patógenos. Además, los aditivos mejoran el sabor de los alimentos preparados al impartir salinidad o dulzor. Los espesantes, estabilizadores, emusificantes y otros aditivos dan a los alimentos preparados una textura y consistencia agradables.
Relativamente pocos individuos son afectados adversamente por los aditivos alimentarios. Entre los que tienen sensibilidades, los efectos secundarios pueden incluir malestar digestivo; insomnio y agitación; problemas respiratorios como el asma; y urticaria, picazón y otros problemas de la piel.
En los EE. UU., los aditivos alimentarios están regulados por la Administración de Drogas y Alimentos de los EE. UU. La FDA aprueba los aditivos utilizados en el suministro de alimentos de la nación luego de evaluarlos para determinar su inocuidad. Las determinaciones de seguridad se basan en la composición de los aditivos, la cantidad que es probable que se ingiera y los posibles efectos de los aditivos en la salud a largo plazo.