Gran Bretaña ganó la Guerra del Opio contra China. Su victoria creó esferas de influencia extranjeras en China, permitió que Gran Bretaña tomara posesión de Hong Kong, abrió China a la influencia europea y creó una epidemia de drogas en sudeste de Asia.
Las Guerras del Opio comenzaron por una disputa comercial entre China y Gran Bretaña. Los comerciantes británicos querían té, que en ese momento solo podía comprarse en China. China se negó a comerciar con los británicos excepto en plata, creando un desequilibrio comercial. Los británicos revirtieron el desequilibrio al contrabandear opio a China. China respondió arrestando a los comerciantes británicos y confiscando el opio. Los británicos tomaron represalias al capturar Shanghai y el río Yangtze. En 1842, forzaron a China a firmar el Tratado de Nanking, que abrió sus ciudades al comercio y entregó Hong Kong a Gran Bretaña. Las hostilidades estallaron nuevamente en 1856, lo que obligó a China a aceptar el control europeo de sus ciudades costeras.