Los sólidos lácteos son pequeñas partículas de alimentos derivados de los lácteos que contienen lactosa, caseínas, proteínas de suero y minerales traza (también llamados contenido de cenizas) de los productos de los que se derivaron. Se agregan sólidos lácteos a muchos tipos de alimentos para crear una textura uniforme y, a veces mejorar el sabor. Estos sólidos se derivan de la leche, los quesos, el yogur y otros productos alimenticios que contienen lactosa, y se procesan en refinerías e instalaciones de fabricación.
Los sólidos de leche son baratos y fáciles de producir, lo que los convierte en ingredientes y aditivos populares para productos lácteos, como los helados.
Los sólidos de leche tienen un sabor suave y una textura esponjosa denso, lo que los hace ideales para la fortificación de productos. En un helado, por ejemplo, estos sólidos mejorar la textura, gracias a sus proteínas, y proporcionan una resistencia masticable para el producto final.
Los sólidos también eliminan la separación del agua y los sólidos que hacen que algunos productos lácteos, como la leche, el requesón y el yogurt, no sean atractivos para los consumidores. Los sólidos de leche tienen contenidos de proteína relativamente altos; Este rasgo, combinado con el bajo costo de producción, hace que los sólidos de la leche sean aditivos populares para los polvos y batidos de proteínas, como la proteína de suero de leche. Los sólidos también aumentan la vida útil y se pueden agregar a los productos para garantizar que se congelen a la temperatura adecuada.