Tres de las características principales que se usan para clasificar los organismos son la estructura celular, el modo de nutrición y la celularidad. Estas características ayudan a los científicos a determinar cómo los organismos son similares entre sí y cómo son diferentes entre sí otro.
Clasificar un organismo según su estructura celular significa determinar si es un procariota o eucariota y luego determinar si el organismo tiene una pared celular u otros orgánulos, según Dave Krupp, de la Universidad de Hawai.
El modo de nutrición se refiere a cómo un organismo obtiene su alimento. Los organismos pueden ser clasificados como autótrofos o heterótrofos. Los autótrofos hacen su propio alimento, mientras que los heterótrofos deben comer otros organismos para sobrevivir. Si un organismo es un autótrofo, también puede clasificarse como un fotoautótrofo o un quimioutótrofo. Stephen T. Abedon, de Ohio State, explica que los fotoautótrofos producen su propio alimento utilizando la energía de la luz solar. Los quimioautótrofos producen alimentos utilizando la energía de los compuestos donadores de electrones.
La celularidad se refiere a cuántas células tiene un organismo y cómo están dispuestas esas células. Algunos organismos son unicelulares, mientras que otros son multicelulares. Los organismos avanzados tienen células organizadas en tejidos.