Cornelius Vanderbilt adquirió su riqueza a través de una competencia astuta en la industria naviera cuando era dueño de varias líneas de vapor, y luego poseía muchos ferrocarriles poderosos que ayudaban a hacer que el transporte a través del país fuera más barato y más eficiente. En el momento de su muerte en 1877, Vanderbilt tenía un valor estimado de $ 100 millones, una suma igual a $ 26 mil millones en septiembre de 2014.
La primera inversión de Vanderbilt fue un préstamo de sus padres por $ 100, a la edad de 16 años en 1810, para que pudiera comprar un bote para transportar personas desde Staten Island a Manhattan. Dentro de un año, el magnate pagó el préstamo e incluso compartió una ganancia de $ 1,000 con sus padres.
Cuando estalló la guerra de 1812, Vanderbilt ganó un contrato del gobierno para transportar personas y suministros entre los fuertes a lo largo de la costa. Desde 1814 hasta 1818, la línea naviera del magnate se expandió con más goletas para transportar mercancías desde Charleston, S.C., hasta Nueva Inglaterra.
Vanderbilt comenzó otras líneas de pasajeros, y su riqueza creció debido a un concepto simple. El astuto hombre de negocios, que era ferozmente competitivo, cobraba tarifas más baratas que empresas similares. Por lo tanto, más personas usaron la línea de Vanderbilt en lugar de la competencia.
En la década de 1860, Vanderbilt compró ferrocarriles que ya existían y los fusionó en una compañía bajo el nombre de New York Central Railroad. El hijo del magnate convenció al hombre del ferrocarril para que comprara líneas a Chicago, y Vanderbilt era el dueño de la compañía ferroviaria más grande de los Estados Unidos en ese momento.
