El oído biónico fue inventado en la década de 1970 por Graeme Clark, profesor de la Universidad de Melbourne de Australia. En 1978, el profesor Graeme implantó con éxito la primera oreja biónica en Rob Saunders. Fue la primera instancia en la que una persona sorda pudo escuchar un discurso en ejecución.
En 2004, el profesor Graeme Clark recibió el Premio de Primeros Ministros para la Ciencia por sus esfuerzos en desarrollar una interfaz electroneural segura y exitosa con el sistema nervioso central. Clark también fue galardonado en los Estados Unidos y Austria con el Premio a la Investigación Clínica Médica por el desarrollo de esta tecnología innovadora. La primera oreja biónica comercial, el dispositivo coclear, se implantó en Graham Carrick en 1982, lo que le permitió volver a escuchar por primera vez en 17 años.