Carl Rod Nave de la Universidad Estatal de Georgia explica que los biólogos consideran que la ATP, abreviatura de trifosfato de adenosina, es la moneda energética de la vida. Una molécula de ATP almacena la energía que los organismos requieren para realizar funciones y procesos vitales. Durante la respiración celular, el ADP se convierte en moléculas de almacenamiento de ATP que suministran energía.
Una molécula de ATP consiste en un esqueleto de carbono con una parte de fósforo, llamada trifosfato. Según Nave, los tres grupos de fósforo del trifosfato están interconectados y rodeados por moléculas de oxígeno. El oxígeno que lleva una carga negativa crea un ambiente inestable. Al romper un enlace y eliminar un grupo fosfato, toda la molécula se vuelve más estable. Este proceso facilita la conversión de ATP de nuevo a ADP. La ruptura del vínculo libera la energía necesaria para los procesos de la vida. Las moléculas de ADP gastadas se recargan en ATP mediante la oxidación de la glucosa durante la respiración celular.