Es común que los huesos de pescado se traguen en poblaciones donde el pescado sin relleno se considera una delicadeza, y los huesos de pescado generalmente no causan daño y pasan a través del tracto gastrointestinal dentro de una semana, según afirma un artículo reciente Centro Nacional de Información Biotecnológica. Sin embargo, en algunos casos, los huesos de los peces se pueden alojar en varios sitios del tracto gastrointestinal, lo que causará la aparición de diferentes condiciones de salud. En estas situaciones, los pacientes pueden experimentar diversos grados de malestar y dolor.
En raras circunstancias, los huesos de pescado pueden penetrar el revestimiento mucoso del tracto aerodigestivo superior y causar la formación de abscesos. Algunos profesionales médicos han informado que la ingestión de espina de pescado también podría resultar en una punción interna de la arteria carótida.
También se sabe que los huesos de pescado perforan ubicaciones distales al esófago, el íleon, la unión ileocecal y el colon rectosigmoide. Es muy raro que los huesos de los peces perforen o perforen el duodeno.
Las radiografías pueden detectar las complicaciones que han surgido debido a la ingestión de espina de pescado. Las evaluaciones realizadas con un ultrasonograma no son necesariamente precisas, ya que los resultados pueden verse influidos por la obesidad y los gases intestinales. La mayoría de los profesionales médicos confían en las tomografías computarizadas para detectar el daño causado por los huesos de pescado ingeridos, ya que las áreas dañadas tienden a mostrar síntomas de calcificación.