Las células, las pequeñas unidades que forman el cuerpo humano, necesitan una fuente regular de energía para realizar sus funciones básicas, y reciben esta energía de los alimentos digeridos. Según el Centro Nacional de Biotecnología En la información, los nutrientes almacenados en los alimentos también proporcionan los materiales que las células necesitan para crear nuevas células y moléculas.
Las moléculas de alimentos se mantienen unidas por enlaces químicos que contienen energía almacenada, explica Scitable by Nature Education. Cuando el sistema digestivo descompone estos alimentos al romper esos enlaces, libera esa energía, como lo señala GroupHealth. GroupHealth explica además que la energía se convierte en una forma que las células pueden usar fácilmente, generalmente la glucosa, para alimentar sus operaciones.
Las transiciones de glucosa del sistema digestivo al sistema circulatorio, donde viaja por todo el cuerpo a través de los vasos sanguíneos, según la Universidad de Illinois en Chicago. La sangre entrega esta energía a todos los sistemas y órganos del cuerpo.
Las células cardíacas, por ejemplo, necesitan energía para que el corazón siga latiendo, como lo explica el Centro de Salud McKinley, y las células pulmonares necesitan energía para mantener la respiración. Cuando el cuerpo no obtiene suficiente energía para sostener sus procesos fundamentales, deja de funcionar y finalmente muere.