Como la mayoría de los recursos energéticos, la energía de biomasa tiene el potencial de dañar, especialmente al medio ambiente. La recolección de biomasa para energía a tasas insostenibles dañaría los ecosistemas. También puede producir contaminación dañina del aire, consumir grandes cantidades de agua y producir emisiones netas de efecto invernadero.
La energía de la biomasa también tiene un gran potencial para hacer el bien. La biomasa baja en carbono puede proporcionar una fracción significativa de la energía renovable necesaria para reducir las emisiones de gases que atrapan el calor, como el dióxido de carbono. Mientras la biomasa se produzca de manera sostenible, la energía de la biomasa puede satisfacer las necesidades energéticas actuales y, al mismo tiempo, ocasionar poco o ningún daño y sin disminuir los recursos.