La Agencia de Estados Unidos para Sustancias Tóxicas & El registro de enfermedades, ATSDR, establece que los casos leves de inhalación de amoníaco provocan tos e irritación de la nariz, ojos y garganta. Las exposiciones graves al amoníaco gaseoso pueden provocar quemaduras químicas en las fosas nasales, los ojos y el tracto respiratorio.
Según la ATSDR, el contacto prolongado con amoníaco provoca inflamación y estrechamiento de la garganta y las vías respiratorias de los pulmones. La inflamación severa puede obstruir los pulmones y dificultar o imposibilitar la respiración. El contacto prolongado con altas concentraciones de amoníaco también pone a una persona en riesgo de ceguera temporal o permanente, enfermedad pulmonar e incluso la muerte.
La ATSDR establece que los efectos dañinos del amoníaco son el resultado de su reacción con la humedad. Cuando el amoníaco entra en contacto con las membranas mucosas de los tejidos corporales, como los ojos y la garganta, forma una solución alcalina cáustica conocida como hidrato de amonio. Esto da lugar a quemaduras químicas en los tejidos expuestos. El olor acre del amoníaco sirve como una clara advertencia de su presencia y se produce en concentraciones tan bajas como 5 partes por millón, que no representan un riesgo para la salud. Cuando trabaje con productos químicos a base de amoníaco, como limpiadores y fertilizantes, la persona debe proporcionar una amplia ventilación al área, usar ropa protectora y salir del área afectada si se produce irritación.