Los entornos externos son importantes para las empresas porque los eventos externos pueden hacer que las empresas fracasen de inmediato. Los entornos internos son importantes porque las fortalezas internas dan a las empresas la capacidad de superar las crisis.
La moral y la capacitación de los empleados son partes intrínsecas del entorno empresarial interno. Cuando los déficits en estas áreas no se resuelven, los empleados no pueden maximizar la efectividad de los planes de negocios. La disponibilidad de activos también es importante para un ambiente interno saludable. Las empresas necesitan medios financieros suficientes para invertir en infraestructura y equipos, sentando las bases para niveles de producción saludables.
Los entornos empresariales externos están determinados por factores políticos, económicos y culturales. Por ejemplo, las empresas bien administradas pueden no prosperar si están ubicadas en países con economías deprimidas. A medida que cambian las realidades culturales y demográficas, las empresas a menudo deben reducir la producción y reducir los empleados. Los factores externos pueden negar a una empresa la oportunidad de obtener los préstamos necesarios o pagar las deudas pendientes.
Los terremotos, las inundaciones y otros desastres naturales se encuentran entre los factores externos más dañinos. Las calamidades naturales pueden destruir a las empresas de manera inmediata e integral a través de daños a la propiedad y la pérdida de vidas. Por lo general, es más difícil planear peligros externos impredecibles que los internos.
A menudo, los eventos afectan los entornos empresariales internos y externos. Las crisis políticas y económicas generales pueden limitar la disponibilidad de trabajadores, alterando las dinámicas internas. Las nuevas leyes e impuestos también pueden limitar la efectividad interna.