Hay muchos tipos diferentes de entornos, también llamados hábitats, en los que viven los organismos, incluidos bosques, praderas, zonas costeras y entornos marinos. Los organismos grandes y pequeños viven en diversos hábitats en todo el mundo. Algunos hábitats se caracterizan por condiciones extremas y temperaturas extremas, como las regiones árticas y desérticas, y admiten solo a las especies más resistentes, mientras que otros entornos contienen recursos abundantes y admiten grandes volúmenes de vida.
Hay muchos tipos de hábitats en todo el mundo, y todos tienen características físicas únicas que los hacen adecuados para sustentar la vida de organismos específicos. Los peces y los anfibios, por ejemplo, están adaptados para la vida en ambientes acuáticos, mientras que los animales como conejos y ratones viven en áreas terrestres. Los entornos en los que viven las plantas y los animales contienen diferentes niveles de nutrientes y recursos, como el agua, las fuentes de alimentos y los suelos. La cantidad y el tipo de recursos en hábitats específicos desempeñan un papel clave en la determinación de qué tipos de plantas y animales pueden sobrevivir allí. Además de soportar diferentes formas de vida, los ambientes también influyen en el clima y la geografía de las áreas circundantes. La presencia de montañas, por ejemplo, puede crear patrones climáticos específicos, mientras que los fuertes vientos e inundaciones pueden causar áreas de erosión.