Science.com explica que la microgravedad afecta al cuerpo de muchas maneras diferentes, principalmente a través de la pérdida ósea y muscular. La falta de presión sobre los huesos hace que el cuerpo reabsorba el calcio, debilitándolos y potencialmente causando cálculos renales. Una falta similar de carga en los músculos puede hacer que se atrofien con el tiempo. Los fluidos corporales también cambian, lo que provoca problemas en el oído interno y una sensación de congestión.
Los efectos menores de la microgravedad incluyen cambios de presión dentro del ojo que pueden alterar ligeramente la visión de un astronauta, dificultad gastrointestinal debido a cambios en el tracto digestivo y un ligero alargamiento de la columna vertebral. Además de los cambios físicos directos que causa la microgravedad en el cuerpo, otros aspectos de los vuelos espaciales también pueden tener efectos perjudiciales. Por ejemplo, los astronautas privados del ciclo tradicional día-noche pueden sufrir trastornos del sueño, exacerbados por los espacios reducidos y la actividad constante en las naves espaciales, según el Instituto Nacional de Investigaciones Biomédicas de Ciencias.
Para combatir estos problemas, los astronautas en misiones espaciales prolongadas deben dedicar tiempo todos los días a programas rigurosos de ejercicio, y deben consumir comidas planificadas por el nutricionista para proporcionar todos los nutrientes que los astronautas necesitan para evitar la pérdida ósea y otros peligrosos condiciones En última instancia, los astronautas deben ser rotados de regreso a la Tierra regularmente para prevenir problemas de salud a largo plazo.