El ejercicio aumenta la fuerza de los músculos esqueléticos al aumentar el tamaño de las células y al cambiar la interacción entre los nervios y los músculos, según Scientific American. Las células musculares se someten a ejercicio físico regular seguido de períodos de descanso, alimentados por un La dieta contiene suficiente proteína, crece más y también involucra más células simultáneamente.
Scientific American explica que los músculos esqueléticos, que consisten en un 90 por ciento de proteína, están unidos al esqueleto y pueden generar movimiento. Cuando son activadas por una célula nerviosa, las proteínas actina y miosina producen una fuerza llamada golpe de potencia. La fuerza muscular es creada por una serie de movimientos de potencia que se producen en tándem, lo que contrasta con el patrón observado en el músculo no entrenado, donde las células se disparan de forma asíncrona.
Además, el entrenamiento con ejercicios reduce la retroalimentación negativa del sistema nervioso central, que está diseñado para evitar que un músculo se esfuerce en exceso, señala Scientific American. Esta adaptación neuronal da como resultado ganancias significativas en la fuerza y es responsable de la mayor parte de la mejora en el tono muscular que se observa en las mujeres y adolescentes que hacen ejercicio.
La interferencia con los nervios y músculos ya presentes en la célula produce resultados más rápidos que la hipertrofia, o el agrandamiento de las células musculares, debido a que la ampliación celular depende de la creación de nuevas proteínas musculares, según Scientific American. La hipertrofia es ayudada por las hormonas y tiene un fuerte componente genético.