Los primeros compases fueron inventados por los chinos alrededor del siglo IV aC. Los primeros compases, sin embargo, no se utilizaron exclusivamente para la navegación. Fueron utilizados principalmente como símbolos figurativos para ayudar a las personas a encontrar orden y armonía en sus entornos y vidas.
A pesar de haber sido creados para uso espiritual, los primeros compases demostraron ser igualmente valiosos para la navegación. Fueron construidos principalmente con piedra imán, que es un tipo único de imán mineral que se alinea automáticamente con los campos magnéticos de la Tierra. Los chinos agregaron adornos decorativos a los centros de sus brújulas y marcaron las ocho direcciones principales a lo largo de los lados. Estas brújulas eran planas y cuadradas, y se apoyaban en placas de bronce.