Los niveles de antígeno prostático específico, o PSA, disminuyen inmediatamente después del tratamiento de radiación, según el Centro Médico de la Universidad de California en San Francisco. Sin embargo, los niveles de PSA suelen tardar entre dos y tres años en alcanzar su punto más bajo después de la radiación.
La radioterapia no destruye todas las células de las glándulas prostáticas, explica la American Cancer Society. Las celdas restantes continúan creando PSA. Los niveles de PSA generalmente disminuyen gradualmente después de la radioterapia, pero pueden fluctuar. Las fluctuaciones menores generalmente no son causa de alarma, pero un aumento brusco puede justificar un monitoreo más cercano. Además, el aumento constante de los niveles de PSA puede indicar que el cáncer aún está activo.