Según el Servicio Nacional de Salud, una dieta balanceada consiste en porciones modestas de alimentos de todos los grupos principales de alimentos, incluidas las frutas y verduras; carnes magras; productos integrales, como la quinua y la cebada; legumbres y cantidades limitadas de alimentos azucarados y con alto contenido de grasa. El NHS recomienda consumir productos con alto contenido de fibra y almidón para alimentar el cuerpo durante todo el día.
Las personas deben sustituir las carnes rojas y otras proteínas con alto contenido de colesterol por pescado, que contiene grasas no saturadas saludables y varios minerales importantes. Las carnes magras, como el pavo y el pollo sin piel, también son opciones saludables de proteínas. El NHS advierte que los vegetarianos deben tener especial cuidado en controlar su consumo de hierro. Para hacer esto, pueden confiar en alimentos saludables, como vegetales verdes, huevos, frutas secas y cereales fortificados, para obtener suficiente nutriente. Además, los vegetarianos deben encontrar fuentes alternativas de ácidos grasos omega-3 ya que no pueden comer pescado. Las opciones alternativas incluyen nueces, huevos enriquecidos, linaza molida y tofu.
El NHS recomienda obtener varias porciones de frutas y verduras cada día agregándolas a cada comida. También es importante evitar los aditivos alimentarios que pueden causar complicaciones de salud si se consumen en exceso, como sodio, grasas saturadas, grasas trans y azúcar. Por último, el agua es esencial para una dieta equilibrada y ayuda a mantener el cuerpo hidratado.