La actividad orgánica, en relación con la meteorización y la erosión, se define como la actividad de las plantas y animales que causan la meteorización física de las formas del terreno. Esta actividad incluye raíces de árboles que crecen en grietas, líquenes que crecen en rocas Animales enterrados en tierra.
Las raíces de los árboles son lo suficientemente fuertes como para separar rocas. Cuando esto sucede en un acantilado o en una pendiente pronunciada, el proceso puede hacer que las rocas se deslicen hacia abajo. Los líquenes se adhieren a las rocas y producen pequeñas cantidades de ácido. Este ácido eventualmente descompone los minerales y debilita las piedras, especialmente cuando miles de líquenes cubren grandes áreas. Los animales excavadores aflojan la tierra que se lava después de una lluvia intensa.
Toda esta actividad orgánica es importante porque ayuda a inclinar las rocas en el suelo a lo largo del tiempo. Este suelo produce ecosistemas viables para más plantas y animales. A medida que las nuevas rocas salen a la superficie después del movimiento tectónico, la actividad orgánica se afianza una vez más. De esta manera, los procesos geológicos naturales de la Tierra ayudan a la vida en la superficie.
La meteorización y la erosión mueven grandes cantidades de suelo superficial a diferentes partes de la Tierra. Estos depósitos de suelo, llamados sedimentos, permiten que las plantas prosperen. Estas plantas proporcionan alimento y refugio a los animales. La actividad orgánica es parte del equilibrio general de la naturaleza que mantiene a la Tierra repleta de vida.