Los signos potenciales de enfermedad hepática incluyen ojos y piel amarillentos; Hinchazón en las piernas, tobillos y abdomen. picazón en la piel; alteración de los colores de la orina y las heces; y fatiga crónica, señala la Clínica Mayo. Vómitos, náuseas, pérdida de apetito y moretones inusualmente fáciles también son posibles signos de problemas hepáticos.
Varios tipos diferentes de afecciones conducen a una enfermedad hepática, explica la Clínica Mayo. Los virus y los parásitos a veces infectan el hígado, lo que ocasiona inflamación y una función hepática dificultada. Los virus más comunes que atacan el hígado son la hepatitis A, B y C, y generalmente se propagan a través del semen, la sangre, el contacto cercano con una persona infectada o alimentos contaminados.
Las anomalías en el sistema inmunológico también afectan la función hepática a veces. La cirrosis biliar primaria, la colangitis esclerosante primaria y la hepatitis autoinmune son enfermedades autoinmunes que atacan el hígado, informa la Clínica Mayo. Las enfermedades genéticas del hígado, como la enfermedad de Wilson, la hiperoxaluria y la oxalosis, y la hemocromatosis, son el resultado de un gen que causa la agregación de elementos en el hígado.
Varios tipos de cáncer, incluyendo cáncer de hígado, cáncer de vías biliares y crecimientos como el adenoma de hígado también dificultan la función del hígado, según la Clínica Mayo. Las causas relacionadas con el estilo de vida incluyen el abuso continuo de alcohol y la agregación de grasa en el hígado. El seguimiento de la dieta permite evitar estas últimas razones para problemas hepáticos.