El arte de Rafael contribuyó a una representación más detallada, realista y glorificada de la forma humana. Capturó la grandeza y la dignidad del espíritu humano de una manera que encarna el espíritu del Renacimiento. El trabajo de Rafael siguió siendo una fuente importante de influencia sobre sus sucesores hasta el siglo XX.
La marca de Rafael es visible en todos los grandes edificios del Renacimiento. Como director artístico de dos papas durante su vida (y arquitecto en jefe de la Basílica de San Pedro), Rafael atrajo la atención de artistas de toda Italia, muchos de los cuales buscaron emular su estilo.
Las creaciones de Rafael emplean una representación increíblemente realista del cuerpo humano. Obras como "Deposición de Cristo" y su serie de pinturas "Madonna" representan movimientos fluidos, dimensiones realistas y patrones de luz y sombra del mundo real.
Las obras de Rafael son las más representativas del Alto Renacimiento. Su gran y noble representación de los seres humanos recuerda las actitudes de la antigua Grecia y Roma. Así, Rafael logró a través del medio visual lo que los intelectuales estaban haciendo con la ciencia y la literatura: redescubriendo la concepción clásica del hombre como la criatura más excelente de la naturaleza. Capta mejor el espíritu del humanismo en la "Escuela de Atenas", un fresco en el Palacio Apostólico que representa las mentes más grandes de todos los tiempos (Platón, Aristóteles, Pitágoras y Arquímedes, entre otros), unidos en una sala suntuosa. >