La función principal de la lengua es ayudar a las personas a comer. Promueve el mecanismo de succión y ayuda a transformar los alimentos sólidos en una sustancia que se ingiere fácilmente. También ayuda a las personas a determinar sabores y gustos debido a su abundante suministro de papilas gustativas.
Según la Biblioteca Nacional de Medicina, la lengua y las mejillas trabajan en combinación para agilizar la comida entre los dientes para masticar. La lengua empuja los alimentos triturados hasta el paladar duro para prepararlos para tragarlos en la garganta. Según Kids Health, los trozos de comida triturada que la lengua ayuda a preparar para tragar se llaman bolos. Los movimientos de la lengua también comprimen las glándulas salivales para expresar la saliva, lo que inicia las primeras etapas del proceso de digestión, lo que permite que los alimentos se deslicen hacia el esófago o tubo alimenticio. La punta de la lengua es muy sensible al menor contacto, y debido a esto, la lengua busca de manera efectiva en la boca los cuerpos extraños que no deben tragarse. Esto evita que las personas se atraganten con huesos pequeños y astillas.
La lengua también se usa para hablar. Trabaja con los dientes y los labios para convertir los sonidos generados desde la garganta en palabras reconocibles. También ayuda a defender el cuerpo contra la invasión viral y bacteriana que puede ingresar al torrente sanguíneo a través de la boca. La parte posterior de la lengua está llena de tejido linfático, y junto con las adenoides linfoides y las amígdalas, la lengua ayuda al cuerpo a defenderse de invasores dañinos que pueden causar enfermedades.