En Marruecos y partes de Europa, el cerebro de vaca se sirve como un manjar conocido como Cervelle de Vea En México es conocido como sesos y se sirve a menudo con tacos. En Bangladesh, Pakistán y algunas otras partes de Asia, el cerebro de vaca se sirve como un plato frito conocido como Maghaz.
Los cerebros de las vacas tienen un sabor similar al de la carne de res. Sin embargo, debido a que carecen de músculo, tienen una textura cremosa cuando se cocinan. Algunas recetas requieren que el cerebro se sumerja en agua fría durante aproximadamente dos horas o durante la noche antes de cocinar. Remojar el cerebro ayuda a extraer la sangre y las impurezas. Puede ser necesario cambiar el agua varias veces hasta que esté limpia. Los cerebros cocidos se pueden sazonar con limón, pimienta y sal para agregar sabor.
Uno de los principales riesgos de comer platos con cerebro de vaca es el peligro asociado con la enfermedad de las vacas locas. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, comer cerebros de vacas infectados con esta enfermedad puede provocar un trastorno cerebral degenerativo conocido como enfermedad de Creutzfeldt-Jakob. Causa demencia y eventualmente progresa a la muerte. Sin embargo, el método exacto de transmisión no está claro. Cocinar la carne de res contaminada con esta enfermedad no es suficiente como un elemento disuasorio eficaz porque es causada por priones, una versión anormal de proteínas, que no se ven afectadas por el calor.