Los cuerpos se mantienen en equilibrio orbital por las fuerzas de gravedad en conflicto y el propio impulso de los cuerpos. La gravedad, que funciona en largas distancias y siempre es atractiva, trabaja para tirar objetos hacia un punto central . El impulso de los objetos, sin embargo, trabaja para alejarlos de los cuerpos que orbitan.
Para que un objeto permanezca en órbita, las dos fuerzas deben estar equilibradas. Un cuerpo que está relativamente cerca de su punto de órbita debe mantener una alta velocidad para evitar ser empujado hacia su cuerpo padre. Del mismo modo, un objeto relativamente distante no puede moverse demasiado rápido sin escapar de la atracción de su compañero.
