En un estudio británico que utilizaba comederos de aves de diferentes colores, las aves se sentían más atraídas por la plata, el azul y el verde. Sin embargo, tales preferencias variaban según la especie, y los jilgueros preferían el verde.
Las preferencias también variaron ampliamente con la temporada. Si bien la plata fue el color más popular entre las aves en el invierno, mostraron una mayor preferencia por el azul en el verano.
Con cuatro conos receptores de color, las aves son mucho más sensibles al color que los humanos, que tienen tres. Además de poder notar sutiles diferencias de color, las aves pueden ver la luz en el rango ultravioleta. Son como las abejas a este respecto, que también tienen cuatro conos receptivos de color.