Los ratones muertos se descomponen a diferentes velocidades dependiendo de una serie de factores diferentes. Un factor clave que determina la rapidez con que un ratón muerto se descompone es la temperatura del lugar donde se encuentra. El tamaño del mouse también desempeña un papel, ya que los ratones grandes suelen tardar más tiempo en descomponerse.
A los niveles de temperatura que normalmente se encuentran en un lugar donde las personas viven o trabajan, la tasa de descomposición del ratón suele ser de una a dos semanas. Si el espacio donde murió un ratón es más caliente, la velocidad de descomposición aumenta. El olor asociado con el ratón muerto permanece hasta que la descomposición se completa por completo.