La Primera Cruzada comenzó cuando el Papa Urbano II y un predicador llamado Pedro el Ermitaño convencieron a los europeos de que todo el mal en el mundo se debía al hecho de que los musulmanes tenían control sobre la Tierra Santa. > El papa Urbano II ofreció absolución o indulgencias a cualquier participante.
En 1054, la Iglesia ortodoxa griega y la Iglesia católica romana cortaron lazos. Poco después, la Iglesia ortodoxa griega fue atacada por musulmanes en Turquía, Albania y Bulgaria. Hicieron un tratado con la Iglesia Católica Romana para recibir un ejército que los ayudara a combatir a los musulmanes. El papa Urbano II esperaba reconciliar a las dos iglesias y formar un ejército bajo el mando del papado. Decidió primero derrotar a los musulmanes en Turquía y luego trasladarse a Jerusalén para reclamar a Palestina como un país cristiano.
Europa estaba en constante estado de guerra y muchos caballeros errantes aterrorizaban a Europa. El Papa creía que la Cruzada era la respuesta adecuada para abrir sus apetitos por la batalla. Para ganar a la gente, Pedro el ermitaño comenzó a difundir la idea de que el mundo sería finalmente un lugar pacífico si la Tierra Santa fuera rescatada de las manos de los musulmanes y se convirtiera en un faro cristiano. Cuando esta táctica no fue tan exitosa como fue planeada, el Papa Urbano decidió perdonar el pecado a cualquiera de los que participaron en la Cruzada, para que no fueran condenados eternamente, lo que atrajo a muchas personas inmorales y corruptas a unirse a la causa. >