La meteorización mecánica resulta de los cambios en la temperatura y la presión que rodean las rocas. La expansión o contracción del aire y la presión crea fracturas en las superficies de las rocas, lo que hace que las rocas se rompan en pedazos más pequeños. La meteorización mecánica, a diferencia de la meteorización química, cambia solo el tamaño y la forma de las rocas en lugar de su composición química.
El desgaste mecánico requiere cambios solo en la temperatura y presión del aire, pero toma varias formas. Los tipos más comunes de meteorización mecánica incluyen el hielo o la congelación de cuñas, exfoliación y abrasión. La cuña de escarcha afecta las rocas sedimentarias en climas más fríos.
Este tipo de desgaste ocurre cuando las rocas se someten a un proceso continuo de calentamiento y enfriamiento térmico. Los cambios continuos resultan en un crecimiento desigual de los minerales dentro de las rocas. Las rocas sedimentarias se acumulan y liberan agua a medida que pasan por fases repetidas de expansión y contracción. Este cambio divide y fragmenta las superficies de la roca, haciendo que se desmenuzen en pedazos más pequeños.
Por el contrario, la exfoliación afecta principalmente a las rocas ígneas. Este cambio implica que las rocas desprendan sus capas más externas, exponiendo nuevas superficies rocosas debajo. Las superficies internas se expanden, ejerciendo gradualmente la presión suficiente para desprender las hojas de la roca exterior. Las láminas externas eventualmente se caen, aliviando la presión de las rocas debajo.
La abrasión cambia la forma de las superficies de roca a partir de presiones físicas. El viento, el agua y otras sustancias corrosivas interactúan con las superficies de las rocas, cambiando su forma y textura.