Varios factores jugaron un papel importante en el desarrollo de las primeras civilizaciones en Mesopotamia, pero el factor más importante fue su ubicación. Mesopotamia está situada entre dos ríos muy fértiles, lo que permitió que la agricultura se expandiera por primera vez en la historia de la humanidad.
El sistema fluvial Tigris-Éufrates, donde comenzó Mesopotamia, era un área propensa a inundaciones frecuentes. Las inundaciones depositaron valioso limo en la tierra y permitieron que los cultivos se cultivaran y cosecharan en excedentes. Esta fue la primera vez que los agricultores tuvieron un exceso de lo que necesitaban. La tierra circundante carecía de la mayoría de las otras materias primas, como madera, piedra y metal. Para obtener estos materiales, los primeros mesopotámicos recurrieron al comercio. En estos centros de reunión, la gente comenzó a construir edificios, que formaron la base para que aparecieran las primeras ciudades y ayudaron a las civilizaciones a continuar desarrollándose.