Los objetos son más flotantes en el agua salada que en el agua dulce porque el agua salada pesa más que el agua dulce. El agua salada ejerce una mayor fuerza hacia arriba sobre el objeto que el agua dulce, lo que le permite flotar más fácilmente.
La capacidad de los objetos para flotar mejor en el agua salada se puede atribuir al principio de Arquímedes, que establece que la fuerza hacia arriba sobre un objeto sumergido es igual al peso del agua que desplaza. El desplazamiento de un pie cúbico de agua dulce produce una fuerza ascendente de 62.4 libras, mientras que el desplazamiento de un pie cúbico de agua salada produce una fuerza ascendente de 64.1 libras.