La aspirina es ligeramente soluble en agua. También es ligeramente soluble en soluciones ácidas, incluidos los jugos gástricos. Es más soluble en soluciones básicas, que lo hacen fácilmente disoluble en los intestinos humanos.
La aspirina se considera un ácido débil, y cuando se disuelve en agua o cuando envejece, a menudo posee un olor que se parece al vinagre. Esto se debe a que el proceso de hidrólisis produce ácido acético. Además de tratar el dolor y la fiebre, la aspirina se usa como tratamiento anticoagulante para prevenir la formación de coágulos de sangre y ataques cardíacos. También parece prometedor en la prevención de ciertos cánceres, como los del tracto gastrointestinal inferior.