La respiración interna tiene lugar en los tejidos del cuerpo con el intercambio de gases entre los capilares sistémicos y el líquido del tejido circundante, de acuerdo con la División del Colegio McGraw-Hill. En cambio, la respiración externa es el intercambio de gases entre el aire en los alvéolos de los pulmones y la sangre en los capilares pulmonares.
La respiración interna limpia el fluido tisular del dióxido de carbono a cambio del oxígeno transportado por las moléculas de hemoglobina en la sangre. Como explica el Dr. Hugh Potter de Union County College, el dióxido de carbono se difunde a través de las paredes capilares hacia la sangre debido a la presión parcial del gas. Los gases siguen un movimiento neto a lo largo de un gradiente de presión de concentraciones altas a bajas. El oxígeno en la sangre sigue esta misma ley, difundiéndose en el líquido del tejido circundante como resultado de las bajas concentraciones de oxígeno en el tejido. Dentro de las células del tejido, el oxígeno suministrado se utiliza para llevar a cabo la respiración celular aeróbica. El dióxido de carbono se forma como un subproducto de este proceso bioquímico, señala Carl Rod Nave de la Universidad Estatal de Georgia.