La madera se quiebra repentinamente en el fuego cuando la madera contiene un exceso de humedad que se calienta del fuego y se evapora. Cuando esta agua se calienta, se expande y se convierte en un gas a presión, eventualmente forzándose fuera de la madera y dando como resultado un sonido de chasquido o crujido.
Aunque la humedad en la madera suele ser el principal culpable detrás de estallar y crepitar en un incendio, también existen otras posibilidades. Por ejemplo, los agujeros en la madera, causados por insectos o daños en el árbol, también pueden hacer que el gas presurizado se libere repentinamente cuando la madera se calienta. La savia del árbol, así como otros materiales que pueden haberse mezclado accidentalmente con la pila de madera, también pueden causar estallidos.
La mejor manera de evitar que se revienten es usar madera sazonada a la que se le ha permitido sentarse y secarse durante un largo período de tiempo. Hacer estallar en un incendio puede hacer que las chispas salgan del área de fuego controlado, lo que da como resultado incendios en un área abierta o incendios de casas con chimeneas de leña.
Las diferentes especies de madera también contienen inherentemente cantidades variables de humedad, lo que aumenta o disminuye el riesgo de reventar. Por ejemplo, se sabe que la madera de cedro rojo produce más chispas que la madera de abedul debido al nivel de humedad y al peso seco por volumen.