Según la Clínica Mayo, el tiempo de espera requerido entre un injerto óseo y un implante dental depende únicamente de la condición del hueso de la mandíbula de la persona. Para un injerto óseo menor, los dos procedimientos generalmente pueden ser Realizado en la misma cita. Para los casos más graves, la espera podría ser de hasta nueve meses entre dos operaciones. La Clínica Mayo explica que esto le da al cuerpo tiempo para recuperarse.
La Clínica Mayo declara que el tiempo total del procedimiento se prolonga por períodos prolongados de espera para permitir que el cuerpo se recupere antes de la próxima cita. Debido a que este período de curación fluctúa, el proceso completo desde el principio hasta el final puede variar de tres a nueve meses. Debido a la naturaleza de los injertos óseos, es común que la curación sea necesaria tanto en la boca como en el lugar de la extracción ósea antes del trasplante.
Algunos pacientes no requieren un injerto óseo en absoluto si se determina que su hueso de la mandíbula es lo suficientemente grueso como para estabilizar un implante dental. Un injerto de hueso solo se considera necesario cuando el hueso de la mandíbula es demasiado delgado o frágil para sujetar un implante. El propósito del injerto óseo es extraer el hueso de otra área del cuerpo y trasplantarlo a la mandíbula, creando así una base más fuerte dentro de la cual colocar el implante dental.