La reacción entre la levadura en polvo y un ácido es un ejemplo de una reacción química cotidiana. Cuando el pan se hornea, la reacción libera dióxido de carbono, que luego queda atrapado en la estructura de la masa cocida para hacerla ligera y esponjosa.
Otro ejemplo de una reacción química diaria es la digestión de los alimentos en el estómago. En este caso, el ácido en el estómago reacciona con las proteínas, grasas y otras moléculas contenidas en el alimento y las descompone en partes más manejables. Algunas de estas moléculas están unidas y dispersas por todo el cuerpo a través del torrente sanguíneo, mientras que otras van a los intestinos donde son fermentadas por bacterias. La fermentación consiste en una serie de reacciones químicas.
Hay dos tipos principales de fermentación: la fermentación con ácido láctico y la fermentación con etanol. Los nombres se refieren al producto final, pero ambos comienzan con el mismo reactivo, la glucosa. Las bacterias consumen la glucosa y forman el subproducto. La fermentación con ácido láctico también puede comenzar con la lactosa, que se encuentra en la leche y se utiliza para crear yogur. Este azúcar se descompone en presencia de agua para formar glucosa, otra reacción química cotidiana. Las bacterias utilizan la glucosa, excretando ácido láctico.