Algunos ejemplos de materiales maleables son oro, plata, hierro, aluminio, cobre y estaño. Aunque no todos los objetos son maleables, la mayoría de los metales lo son. Su facilidad y flexibilidad cuando se trata de moldear son la razón por la que se usan tan ampliamente para hacer joyas y circuitos electrónicos.
La maleabilidad es una propiedad física de los metales que define la capacidad de ser martillado, prensado o enrollado en láminas delgadas sin romperse ni desgarrarse. Es la propiedad de un metal deformarse bajo compresión.
Los cambios físicos en el metal son los responsables de su deformación. Cuando se comprime un metal maleable, las moléculas individuales dentro del metal se desplazan pero no se separan. Esta propiedad permite que el metal retenga su composición y no se rompa bajo tensión. Por lo tanto, los materiales maleables se pueden estirar, remodelar, machacar, enrollar y forjar en una amplia variedad de herramientas y dispositivos. Por lo general, los objetos maleables se pueden remodelar y moldear alrededor de otros objetos cuando se aplica la cantidad adecuada de presión con un martillo o rodillo.
La maleabilidad tiene muchas aplicaciones que van desde el uso científico hasta el uso diario. Por ejemplo, los metales maleables se utilizan en casi todos los componentes del automóvil, especialmente los componentes del motor. También se utilizan en aparatos de cocina como refrigeradores, microondas y estufas.
